Esa costumbre de no esperarse a ver si está bien o mal una decisión, cuando no hay nada que hacer pero sí mucho que ver. Embarrarse de algo y salir a la calle sin miedo. El que piensa en algo imposible y el que le sigue la corriente. No hay tontería sin cómplice.
No hay miedo sin reflejo.
El valiente que no está listo. Los zapatos que no calzan bien. Angostura y tu inmensidad. Todos corriendo, niños y perros primero. Tú te quedas aquí conmigo a contemplar el desmadre que dejaste.
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