Me gusta que me toques. Me gusta porque el cuerpo también
necesita saberse querido, saberse necesitado. Convertirse en algo eléctrico o
que se yo, alguna babosada así. Me gusta que me toques porque me dices tanto,
más de lo que dices cuando hablas, (pausa) y mira que hablas poco. Me gusta
oler a ti, quedar marcado como tuyo, porque ya no soy ni me sale ser de nadie
más. Pareciera que nuestras pieles se conocen de hace mucho, antes de tener
conciencia. No se mucho de eso y como que no me lo creo, pero la piel no me
obedece. Cuando me tocas no me mientes ni te miento. No hay nada más que roce y
fuego. Te veo tocarme, pienso y sobrecaliento la maquina, sobrecaliento todo y
casi muero.