jueves, 1 de septiembre de 2011

Quieto

Puede ser que los ojos se estén volviendo más grandes, o que estén creciendo unos nuevos sobre los viejos, y el resultado no será nada agradable de ver, lo bueno es que si me quedo quieto no me puedo ver a mí mismo. A menos que me sueñe, sangre y fluidos. Pero me quedaré bien quieto. Las nubes pasan a mi lado y no sobre mí, tengo una grave sospecha. Los ojos se hinchan y parecen burbujear. No se va todo a negros, o rojo, sigue gris. La sangre es gris ¿no?

Alguien parece hablarme al oído, o deseo que así sea y en mi cabeza sólo murmullo algo imitando una voz chillona como de mujer odiosa. Abro la boca como si quisiera tragarme a mí mismo, acto máximo de flexibilidad. Las manos aprietan muy fuerte el asiento como para evitar que me caiga, tiembla, tiembla todo. Y alrededor todo parece gelatina, gris. Menos ella que me mira con comprensible extrañeza, mientras intento comerme sin mucho éxito.

Compostura, por favor. ¿Algo qué ordenar? Algo sin cáscara y otro café.

No hay comentarios:

Publicar un comentario