viernes, 5 de noviembre de 2010

Maga 1

No te conozco. No me importa más que sigas usando esa clase de ropa tan pasada de moda. Que sigas escuchando música en un walkman en lugar de ipod. Tu pelo es tan feo. Las manos tan frías y hablan por mí.

No creas que no noté esa coincidencia de tus miradas supuestamente coquetas.

¿A quién debo culpar por tu cintura?

Desayunaste gallo. Y yo sonrío babosamente y bajo un poco el rostro sin dejar de mirarte, te desarmo y nos besamos como se besan en la tele.

No te soporto, hace años se te soltó la lengua.

Abrumadoras sombras que para ti compré… hoy te desheredo mi tesoro enfermo.

Sus rodillas no dejaban de hacer un ruido como de tortillería. Sus dientes se hacían pedazos, los guardaba para mí, quería que me volviera millonario.

He jurado que te extraño más que a nadie.

1 comentario:

  1. Confieso mi total desconocimiento del ruido de las tortillerías.
    Eso me pasa por ser hombre de pan blanco.

    ResponderEliminar