jueves, 2 de febrero de 2012

tonto

Suena un ruido terrible, alguien tiene que quejarse para darme cuenta que es mi respiración. La gente como yo debería estar sola siempre. Por el bien mutuo, sobretodo de ellos, los demás. Me rasco mis escamas como si en realidad sintiera comezón pero es más bien un acto reflejo. Nerviosismo. Nerviosísimo. Le confié a mi pareja todos los crímenes y también lo demás. Soy un torpe compulsivo, no puedo evitar colocarme en una posición vulnerable, como un pato suicida. Pago siempre mis impuestos y nunca llego tarde a la oficina. No acoso más que mentalmente y defeco por lo menos 2 veces al día. Las pelusas las colecciono, junto con su correspondencia imaginaria, porque de ella sólo puedo esperar otras cosas, cosas prácticas como la hora o la temperatura de su cama. Qué fácil es recordar viejos vicios, como odiarse a sí mismo. Que fácil andar de la mano con alguien así. Pero insisto no es nada recomendable mi compañía. Si pudiera yo mismo la evitaría. Suena sencillo, como amarla.

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