lunes, 27 de febrero de 2012

El Diablo

Qué ganas de renegar de ti, como de una mala comida, pero ésta hambre no se quita. Qué ganas de extirparme ese pedazo de alma si es que tengo algo de eso. Qué afán de no soportarme pero cargarte sobre mi pelo como un sombrero exagerado como todo aquello que te veo. Renegar de ti con todo y opereta de vergüenza y besos enojados. Te quiero tanto que apena a la razón, la ahuyenta y la vuelve bohemia. Sí, es posible, mírame. Qué dolor de estómago y de labios, cuánta barbaridad tu ausencia que me hace ponerle nombre a cada lagaña.

Y entonces se van esas ganas y llegan otras. Cambio de turno, no de corazón, no de falda ni ojos enormes. Cambia la marea y el ángulo de la lluvia, no tu sonrisa demoniaca.

Qué ganas de renegar de ti y de morirme entre tu carne revuelta como poema. Qué ganas de sacudirme y empaparte, empalmarte. El segundo revienta y la vesícula, y tu boca en mi boca, tus dientes chocando con los míos, sacando chispas. Puro fuego- Saliva como gasolina.

Qué ganas de almorzarnos y gritarnos en público. Tus ganas de mis ganas y desordenar cualquier mesa sólo para subrayar el infierno de lo nuestro.

2 comentarios: