viernes, 21 de diciembre de 2012

Un momento que no tiene nada que ver con todo lo demás


La noche que nos conoció al resto del grupo Ella usaba una camiseta de Niel Diamond, yo me reí de ella. No creí que en serio le gustara, era un patán. Le invité una cerveza, obviamente era abstemia. Durante toda la noche estuve tratando de llamar su atención pero nada parecía funcionar. Ni chistes políticos, ni chistes crueles, ni chistes de ningún tipo. Cada vez parecía más incómoda con mi presencia. 

Me rendí, le llamé a Adriana, mi remedio a la soledad, los labios más cálidos y hambrientos de la ciudad, mi mejor amiga y amante casual, la relación más insana y divertida que he tenido. En 20 minutos pasó por mi, me esperaba afuera en su Cadillac, negro, soberbio, descapotado, destartalado. Como ella. Sólo levanté la mano como apache y esa fue mi despedida. Cuando abrí la puerta del coche caí en cuenta que aquella muchacha incómoda del bar iba a arruinar mi vida.

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