lunes, 5 de noviembre de 2012

Cosas en una bodega.



Cuando se te acaba la paciencia y cuando no hay quien te rasque la espalda. Es que hay cosas que no puedes hacer fácilmente tú solo... Como rascarte ciertas áreas de la espalda, por lo menos se necesita una pared afilada. Una comida ridícula. Una sonrisa hueca, lo definitivo de una mirada que no conocías, recientemente adquirida. Lo que no te quieren responder aunque ya sabes la respuesta. Algo que odiar para después rescatarle épicamente. Las películas de zombies y una ausencia provocada por ser tú mismo. Esa persona en tu cama y tú que no lo notas ni lo harás porque sólo sabes hablar de consecuencias. Cuando dudas pero te aferras porque... no sé por qué diablos alguien haría tal cosa. Los chistes y las calles sombreadas de grandes árboles. El beso que no debiste dar jamás. El engaño y todas esas cosas incómodas de las que casi todos prefieren hablar sólo con ciertos amigos. Cuando te gusta un beso que no es tuyo y cantas algo que no suena a nada. Almohadas sucias, una colección de tonterías, una caja forrada con boletos de autobuses. Querer estar en otro lado pero desperdicias segundos sagrados. Los sueños eróticos, la confidencialidad y los contratos absurdos. La libertad que casi todos malentienden. El amor y un montón de errores, la religion y hacer el amor en un lugar público. Dibujos malos, poemas cursis y fotografías que te averguenzan. Cuando pasas días sin sonreir o sin decir algo amable. Juegos de mesa, juegos de sábanas. Cuando te duele en el estomago porque estás presintiendo algo y al final no sucede nada... y de verdad nunca pasa ni va a pasar nada. Eso es lo peor. Cuando crees que estás haciendo algo que a todos les gusta, pero sólo eres la sombra de lo que podrías llegar a ser pero no harás nunca porque estás en un momento muy cómodo y te da miedo decepcionar a tu público. Ser predecible es fácil, barato. En lo personal prefiero la emoción, el miedo y los planes llenos de tachones.

Esto es una lista de super, esto es un conteo de cosas al azar, no hay nada para nadie, ni para mi. Aunque siempre habrá algunas cosas que nos gustarían.

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