miércoles, 19 de septiembre de 2012

También hay que saber malquerer.



No estamos infelices, tampoco nos maldecimos, más bien nos mordemos, de lejos; de cerca también.

Tiro patadas al viento y me desquito enterrando la cabeza en el pecho de una pobre mujer. Le doy amor flaco, muertodehambre. Le tiro unos versos procurando que le haga gracia, fracaso. Le tiro los dientes y entonces me mira embobada y borracha de sangre, sonríe y nos reímos hasta quedarnos dormidos.  Me quedaré ahí tirado a su lado hasta que el viento se la lleve, o el diablo o el hambre que siempre le da apenas entrada la mañana.

A menudo no se da cuenta de que me burlo de sus muecas para hacerme el loco y volarme y volarla y volarnos bajita la mano como globos malinflados. “Si vas a hacer algo, hazlo bien, desgraciado”. La pobre mujer ya no está tan flaca, ya no está tan loca, ni tan enamorada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario