lunes, 28 de noviembre de 2011

No sabes

Qué fácil reírse de la piel que se va cuarteando. De los mares inesperados que te cubren hasta los ojos y cómo simulas respirar. Así eres de rebelde como una hoja en la que no se puede escribir. Qué fácil acostarme sobre ti para que pares de hablar. Qué ganas de ser un poeta, de lamer tus partes. Lo bueno serían tus ojos, comerlos. Procúrame. Cuando camino voy dejando pedazos de pie, o lo que queda de ellos. Voy intentando hablar pero sólo babeo sabor a tierra. No sabes extrañarme.


Hay una comezón extraña en mi espalda, le puse tu nombre porque a eso te pareces.

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