jueves, 8 de marzo de 2012

Far from me

Tú y el adolorido hablar. Nuestro incansable mencionar y renombrar de sucesos que con el tiempo se vuelve sólo imaginarios. Ojalá no vuelva jamás a saber de tu llanto, ni el de ninguna otra sirena o bestia. Tú y el adormecido brazo, cargando polvo y murmullos mal escritos, acumulados. Ropa interior y trastes empolvados. ¿Alguna vez comimos algo más que uñas?, algo más que excusas y proyecciones vergonzosas. Tú y la noche pegajosa, en un cuartucho. Sobras quietas como disimulando, pero con los ojos pelados, que tampoco se ven porque son negras, negras. ¿Qué hay de mi?, pero no hablemos de cosas que se secaron, mejor sigamos… Tú y las comidas en la habitación, propina no incluida; botellitas para envalentonarse. Tú y el vestido en pleno vuelo, yo desde abajo, acostado, fascinado. También un poco desfasado por culpa de una comezón sorpresiva a medio texto.

Tu piel es más suave después de gritar, porque cuando gritas, gritas con todo tu cuerpo. Parece sacudirse, mudar de piel y humor. Mudarlo todo, incluso las huellas delatoras. Por eso gritas, por eso me gritas. Tú y los gritos despotricados, la bulla y las risotadas.

Aquella noche no me dejaste cantarte, tampoco recordabas mi apellido, no me ofende. Me alegra que llegáramos hasta este momento, no sé si decisivo. Incisivo. ¿De qué hablaba?... ah sí, de tú y mi corazón enlodado.


http://youtu.be/brFB5yjda58

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